Analizar un texto como el Gíbaro y el costumbrismo
presentado dentro del mismo, representa un reto intelectual y académico. No tan
solo² por la cantidad de material hallado referente a esta obra durante el
proceso investigativo, sino por compromiso que se tiene con la continuación del
desarrollo de la identidad puertorriqueña, el aprecio a la literatura que
antecede nuestra contemporaneidad, el valor cultural y social que guarda la
obra en sí misma, el valor estético de la obra, y de su discurso narrativo
tanto en prosa como en poesía. A través de este trabajo investigativo saldrán a
relucir otras figuras de que forma directa o indirecta han trabajado con el
costumbrismo en Puerto Rico, se presentarán sus visiones y serán contrastadas
con la obra que nos ocupa.
¿QUÉ ES EL COSTUMBRISMO?
Según
el diccionario de la Real Academia Española en su vigésima segunda edición,
define el concepto de costumbrismo como: “En las obras literarias y
pictóricas,atención que se presta al retrato de las costumbres típicas de un
país o región”. Es decir que una obra costumbrista va a representar de forma
artística las costumbres de la nación representada. En el caso particular de El
Gíbaro en su primera edición (1849) no se limita únicamente al arte literario; la obra contiene elementos pictóricos o representaciones visuales
que acentúan las escenas costumbristas representadas en el texto. El
concepto costumbrismo se puede ampliar a todas las artes, más allá de las de
carácter literario o pictórico. Un ejemplo de esto lo es en la música, donde
con mucha facilidad se pueden estampar escenas costumbristas dentro de una
canción o musicalizar poemas costumbristas. Esta faena la ha realizado el
cantante puertorriqueño ²Andres Jiménez, con nuestro texto en el El Gíbaro. El
Sr. Jiménez musicalizó la descripción fenotípica que Manuel Alonso presentaba
en su Escena XX:
SONETO DEDICADO A MI APRECIABLE AMIGO DON PABLO
SAEZ.
“El Puertorriqueño
Color moreno, frente despejada,
mirar lánguido, altivo y penetrante,
la barba negra, pálido el semblante,
rostro enjuto, nariz proporcionada,
mediana talla, marcha compasada;
el alma de ilusiones anhelante,
agudo ingenio, libre y arrogante,
pensar inquieto, mente acalorada,
humano, afable, justo, dadivoso,
en empresas de amor siempre variable,
tras la gloria y placer siempre afanoso,
y en amor a su patria insuperable:
Eete es, a no dudarlo, fiel diseño
para copiar un buen puertorriqueño”.
Esto
es una de las múltiples posibilidades de repercusiones que se pueden aplicar al costumbrismo y
sus manifestaciones artísticas. El concepto se podría extender a autores de diversas épocas, pero tiene su mayor manifestación tópica a partir del siglo XIX,
cuando la burguesía, tras el despliegue del romanticismo siente la
necesidad de recuperar sus orígenes perdidos, sobretodo en el plano campesino y
ve como la Revolución IndustriaL y el éxodo del
campo a la ciudad logra minar ciertas costumbres y valores tradicionales en
cada pueblo, también se utilizó para diferenciarse y distinguirse unos grupos,
naciones o países de otros. En el caso de El Gibaro, todavía la Revolución
Industrial no había llegado a Puerto Rico, en 1849 se vivía una cultura
mayormente agraria, pero Manuel Alonso influenciado posiblemente por las corrientes
Europeas, se ve motivado a plasmar desde España, las costumbres de los
puertorriqueños.
LA IMPORTANCIA DEL GIBARO EN LA LITERATURA PUERTORRIQUEÑA
1849, fecha en que se publica la primera edición de la Obra
y luego esta es aumentada en el 1882 con trece escenas en prosa y ocho en
verso. Las publicaciones a principios y mediados del siglo XXI eran muy
limitadas, salvo algunas reconocidas
excepciones como Alejandro Tapia y Rivera (María Bibiana Benítez (1783-1875),
José Gautier Benitez (1851-880), Lola Rodriguez de Tío (1843-1924) entre otros
autores nativos. Esta quizás sea una de las razones principales por las cuales
el texto tiene tanta valía. Las novelas, los ensayos y los
cuentos literarios, más que un medio de entretenimiento representaban un
ejercicio de poder, donde los autores transmitían sus ideologías y posiciones
políticos-sociales en torno al status contemporáneo del País y su enfoque hacia
el devenir inmediato y a largo plazo de Puerto Rico. Manuel Alonso,
eventualmente llegó a tener un reconocimiento como escritor, académico e
intelectual dentro de la sociedad. Esta distinción no fue única de él, otros académicos se inclinaron hacia las letras, para transmitir
sus posturas ideológicas. Vale la pena mencionar a Betances, Hostos y Alejandro
Tapia. A pesar de la obra ser
elaborada desde España, siete años después que Manuel Alonso visitara por
última vez la Isla. Sus relatos mantienen cierta vigencia y pertinencia con lo
que es la cultura puertorriqueña de ese periodo histórico y que repercute en
nuestra vida campesina actual.
CONSTRUCCIÓN DE LA OBRA: EL GIBARO
El Gibaro comienza con la deditoria al padre de Manuel
Alonso “ Juan Alonso” quien fue comandante del segundo batallón. Luego le sigue
el prólogo donde se especifica la finalidad por la cual fue construido el
texto: reflejar las costumbres puertorriqueñas de la época. El texto comienza
Escenas: El espiritú del provincialismo, El bando de S. Pedro, Reflexiones
sobre Instrucción Pública. De la Escena cuatro en adelante pasamos a la prosa
que comienza con el casamiento Gibaro y otras escenas que reflejan el quehacer
del criollo de la época. Es importante notar que la figura del negro se
minimiza y se limita ha los bailes y hasta casi se ignora en la obra de Manuel
Alonso. Debemos tomar en consideración que siendo este hijo de militar, es
posible que no este vinculado de forma cercana a este sector.
LA IDENTIDAD SEGÚN SE NOS PRESENTA EN LA OBRA
- La identidad puertorriqueña dentro del texto se presenta por medio de la diferente forma en que interactúan los puertorriqueños en las escenas del libro. Manuel Alonso presenta desde como debe ser o lucir un puertorriqueño en la escena XX a la cual aludimos en el principio de este trabajo. Otros retratos relevantes y discutidos en el aula podrían ser la Escena IX : Un Casamiento Jíbaro, donde se pretende presentar el protocolo y la manera de proceder del jibaro puertorriqueño ante el junte de dos mozos:
“UN CASAMIENTO JIBARO
Cantando estaba ey pitirre
en la copa de una seyba,
cuando salen de una casa,
o mejoy, de ebajo de eya,
jasta unas treinta presonas
a cuay más toas compuestas.
Diban tóos a cabayo
(ey que menos diba en yegua).
Los hombres ensapataos
y casi toos con chaqueta,
yeban aygunos pañuelo
amarrao en la cabesa,
y sombrero e pelo negro,
tejío entero, o de empleyta,
camisas aymionáas,
y carsones e tapeta.
Las mujeres yeban gorras
de pelo con plumas negras,
guantes de algoón tejíos.
Y argunas, sayas e séa;
sapatos e marroquín
y tumbagas muy sobelbias,
de aqueyas de pocos riales
que briyan como las pieiras;
pañuelos y pañuelones
de too grandol y manera,
y argoyitas y salsiyos,
y junquiyos y caenas.
toiticos a cuay más
muy bien ensiyáa su bestia;
unos con bocao e plata,
y e colores las riendas,
otros con jáquimas, y otros
con sus frenos e correa.
Las tajarrias, asericos,
aparejos y aguaeras
eran tóos nobesitos
y jechos pa aqueya fiesta,
que era la boa de Peiro
hijo der Guajon Iglesias,
con Gilia, la muy pulía,
hija de Toño Ribera,
y aquey día se casaban
con grandísima querensia.
La mosa e cuando en cuando
bia ar nobio e manera,
que bien clarito le isía:
Peiro, tuya es esta prenda.
Y er sortaba caa bufío
de gusto ar miral su jembra,
que ni con er susuncoyda
se cambiara aunque er quisiera.
Ey soy estaba una vara
mas arriba de la tierra,
cuando pol medio ey Barrero
caminaban pa la iglesia;
habiéndose ya apeao
en caje de una parienta.
Yegan, y er cura, que estaba
asperándose a la pueita,
los espachó, y dijo misa
toyto en un requimeternan;
mas ar salil encontraron
abieytas ya toas las tiendas
de pulperia y de ropa,
bentorriyos y rancheras;
y los mosos, jumaseros;
los muchachos y las viejas.
Ey pueblo entero asperando
a que los novios salieran.
¡Bárgame Dios que sanfransia,
luego que estuvieron fuera,
de matracas y fotutos,
y con palos y con pieyras
pegando en los mostraores
y gorpeando las pueytas!
Er uno gritaba: juse,
carabuco bira y seja;
er otro: mira; atarraya
esa nobiya berrenda.
Y así bastante ajoraos
fueron a cojel las bestias,
y salieron dey Barrero
camino dey Aguabuena.
II
Ayí había combiaos
que pasaban e sesenta,
y los músicos, que ay punto
que yegó la gente nueba,
sin aguayday que pasaran
los cumplíos y etiquetas;
cojiendo los estrumentos
tocaron unas caenas,
y er baile jasta er comey
duró en caliente y e veras.
Los suegros y los pairinos
con los nobios a la mesa
se asentaron; los emás
caa uno e su manera,
ñangotaos, en las jamacas,
paraos y en la escalera.
No faytó er arrós con carne,
con coco y con leche buena,
ni los biñuelos de ñame,
ni la naranja en conseyba,
ni ey romo, ni ey anisao,
ni ey vino, ni la giniebra.
Después de yenal ey buche
boybieron a andal las pieynas
hasta la hora de senal;
y así que pasó la sena
con más gana que ay prensipio
too er mundo se menea.
Ey sor los jayo bailando
sin que nayden se rindiera:
entonces se espidieron,
y aquí se acabó la fiesta.
De lo que pasó espués
los nobios darán la cuenta”
Si
analizamos con detenimiento esta y otras escenas notaremos que la clase jibara
retrata es una de carácter pudiente, por las vestimentas que utilizan y la
manera de proceder durante la narración que se desata de verso en verso. La realidad
es que Manuel Alonso retrato en su texto una clase “jibara” acomodada del
periodo histórico hispano-colonial y desde este crisol, elaboró lo que el
consideraba la identidad del puertorriqueño.
CONCLUSIÓN
A
pesar de presentarse Escenas que podrían ser clasificadas como unas de carácter
bajuno, la forma de ser redactas, el espíritu jocoso, el conocimiento que
reflejan de la situacion colonial en este periodo histórico nos demuestra que
han sido vistas bajo el crisol de una persona acomodada que narra lo que
entiende como típico y parte de la identidad de los nativos de la Isla de
Puerto Rico. Aun así y con la sutil exclusión de la negritud dentro de la obra
de Manuel Alonso podemos entender esta de gran valor, ya que retrata con cierta
fidelidad el comportamiento de los nativos y son escasas durante este periodo
histórico, este tipo de trabajos costumbristas nos sirven de referencia,
tanto a los literatos como a los historiadores para reconstruir el Puerto Rico
de hace más de un siglo atrás.
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REFERENCIAS
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puertorriqueña a finales del siglo XIX y del XX un paragón
Literatura puertorriqueña, Visiones alternas, Los cronistas
de Indias, Ricardo Alegría
Literatura puertorriqueña, Visiones alternas, La
representación criolla, Silvia Curbero
Antología Crítica de la literatura puertorriqueña de Ramon
Luis Acevedo
Coplas del jibaro de Miguel Cabrera
Historia y Literatura, Para narrar el tiempo escondido
Magali Garcia Ramis
Sapiens : Revista Universitaria de investigación, año 9 núm
1 junio, 2008 Tiempo de Indias Historia : Crónica e imágenes del nuevo mundo,
la expresión literaria…,
Felix Cordova Iturregui, Puerto Rico, El Jíbaro, Primera
edición Huracán, 2001.
Valle Atiles Francisco, Puerto Rico,El campesino puertorriqueño: sus condiciones físicas, intelectuales y morales, causas que las determinan y medios para mejorarlas,
1887
Asenjo y Arteaga, Federico, Puerto Rico,
Alejandro Tapia y Rivera, Puerto Rico, Mis memorias o Puerto
Rico como lo encontré y como lo dejé, segunda edición, 1946
F. Manrique Cabrera y José Antonio Torres Morales, Puerto
Rico, El Jibaro¹, Editorial Cultural Río Piedras Puerto Rico.
Edición Crítica de Eduardo Forastetieri-Brachi, Prólogo de
Salvador Brau, El Gíbaro, Editorial Plaza mayor
Bustos Tovar, José Jesús, Rafael Tinaure y Francisco
Fernández (coord.) (1985). Diccionario
de literatura universal. Madrid: Anaya. ISBN
84-7525-369-9.
Ferreras, Juan Ignacio (1973). Introducción
a una Sociología de la novela española del siglo XIX. Madrid: Edicusa. ISBN
84-229-3010-2.
Vigésima Segunda Edición del Diccionario de la Real Academia Española.
Autor: José Israel Negrón Cruz
Escrito en mayo del 2014 para la Profa. Ana Irizarry en el Centro de Estudios Avanzados
Comentarios: No hay comentarios…
Revisado el diesiseis de diciembre del 2014
Me encanta que gustes de la literatura tanto como otros amantes de los libros en Puerto Rico y estudiosos (que no son tantos). Muy buen trabajo.
ResponderBorrarYo también estudié en Español Avanzado con la Dra. Irizarry en Cayey.
En "Un casamiento gibaro" no debes pasar por alto que los pañuelos, la ropa y las cadenas que usaban los concurrentes al casamiento eran baratas "de pocos reales".
Exito. Adelante!
Gracias por tu aportación
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