La vida me ha enseñado
que no existen los amigos,
pues cuando necesite del corillo,
me traicionaron.
La vida me ha enseñado a no confiar en nadie,
a la hora de la verdad, solo son testigos.
Tal vez si hubiera sido una sola experiencia,
creería en la amistad.
Pero han sido demasiadas
te hablo con sinceridad.
No confio en socios,
todo corre por negocios,
el día que de corazón necesites a alguno,
te dejan comiendo gofio.
Solo camino,
lo tropiezo,
solo me levanto,
solo al camino regreso.
Gracias a la vida porque en soledad he llorado,
gracias a Dios por haberme consolado.
Gracias a la vida, porque cuando he estado en
el piso,
no he visto mano, gracias a Dios porque siempre
me ha levantado.
Gracias a la vida por todas las traiciones del
pasado,
me han enseñado,
que mal no está el que me ha traicionado,
sino yo por haber confiado.
Sigo hacia delante,
no importa cuantos sueños se hayan tronchados.
Pues si no se han realizado,
es porque lo suficiente no he luchado.
Se tiene que luchar paralelo
a cada uno de tus anhelos.
Gracias a la vida por todo lo que me ha dejado
sufrir,
ya que gracias a eso he aprendido a vivir,
a sentir más allá de lo que refleja mi
semblante,
a no ser dos caras, un farsante.
Gracias a la vida por enseñarme a amar en
secreto;
sin que nadie se entere, solo tu y tu amor,
así el sentimiento permanece completo.
Gracias a la vida por enseñarme
todo lo que hoy he aprendido.
Gracias a Dios por dejarme discernir,
todo lo que hoy he comprendido.
Autor: José Israel Negrón Cruz
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