COLECCIÓN LITERARIA

La propuesta de identidad de la elite intelectual asimilista en Puerto Rico

La propuesta de identidad de la elite intelectual asimilista nos presenta lo que se podría denominar como españoles de Puerto Rico. Su racionalización se fundamenta en los siguientes tópicos, en primer lugar, Puerto Rico fue colonizado o civilizado por los españoles. Es decir, que los españoles nos transmitieron su cultura, entre los tópicos más importantes, lo está el idioma español y la religión cristiano católica. En segundo lugar, somos hijos de españoles; ya que muchos de los españoles naturales de España, llegaron a Puerto Rico, se reprodujeron y de esa reproducción nació el puertorriqueño. Por  lo tanto el puertorriqueño es por herencia hijo de español  y merece lo que por herencia le corresponde, que son los derechos vía hereditaria de los españoles. Los asimilistas construyeron una identidad basada en la herencia del linaje del colonizador. Su aspiración política, la Provincia, fue concedida a finales del siglo XIX, pero sus efectos prácticos, en cuanto a la implementación del proceder como Provincia no tuvo grandes repercusiones en Puerto Rico. De facto, durante este periodo Puerto Rico siguió operando.
            La propuesta de identidad de la elite intelectual asimilista, en esta ocasión, utilizando como referencia la lectura discutida en clase, de la autora Astrid Cubano: Honor, masculinidad e identidad puertorriqueña en el discurso de finales del siglo XIX explica que la construcción de identidad del puertorriqueño dentro del autonomismo está amparada en conceptos de masculinidad que se manipulaban a finales del XIX y principios del XX. Al principio de la lectura ella alude a la figura del español José Álvarez Juncos quien afirmaba que había un concepto de masculinidad ampliamente difundido entre los grupos letrados, para expresar virtudes y valores morales. Usando estos referentes de masculinidad, se construye la propuesta autonomista de identidad. Así que para ser un “buen puertorriqueño”, se debían tener altas cualidades de género masculino que derivarían en la obtención del honor que equivalente a ostentar altos valores sociales. Dentro de este constructo de identidad, la Patria es femenina y el “macho” puertorriqueño debe defenderla del ultraje que representaba la ausencia de derechos y de gobierno propio. La autora se concentra en dos prácticas particulares; el duelo y la pelea de gallos, las cuales denomina como constitutivas de la construcción del discurso masculino. En el caso del duelo se dice que era una práctica importada de países que europeos y que servía para zanjar disputas. Las peleas de gallos también constituían parte del discurso de la masculinidad autonomista. Ambos tópicos, entre otros adicionales sufrieron por una adaptación, es decir fueron acomodadas al discurso autonomista. La autora denomina esto como una “reinvención” de los tópicos en discusión.  Una resemantización de las prácticas populares. Todo estos constructos de identidad, perseguían el conseguir un gobierno propio, bajo el tutelaje de España.

            La propuesta separatista de identidad puertorriqueña se fundamenta en el concepto de libertad y justicia. Los separatistas entienden que la relación colonial que tiene la nación de Puerto Rico con el Imperio Español  es una injusta y carente de derechos para los colonizados. Los puertorriqueños “buenos” deben defender su Patria de lo extirpadores de su patrimonio. Las relaciones que tienen los colonizados con los colonizadores siempre es una que va en detrimento del colonizado y por tal razón es indigna. El estado colonial es uno indignante y debe romperse con este. De esta manera el separatista, crea un constructo del “verdadero” puertorriqueño como aquel que lucha por su Patria, que defiende la dignidad de los pobladores del lugar en el que vive y combate el colonialismo. El puertorriqueño debe ser valiente, sacrificado y justo. La valentía para luchar contra las fuerzas opresoras, el sacrificio que implica el estar dispuesto a dar su vida si es necesario, para conseguir la libertad de la Patria cautiva y la justicia para implementar y exigir la equidad de relaciones con otros países y con los mismos puertorriqueños. Dado el periodo histórico en el que se construye el discurso separatista, también se recurre a elementos de la masculinidad para representar los deseos de independencia. La identidad puertorriqueña separatista tiene como fin el romper las relaciones coloniales, para establecer un gobierno propio que dirija su destino sin la intervención del imperialismo.

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