En una
noche oscura,
bajo los
ojos de la luna,
yo te
admiraba,
mientras mi
mente sonaba,
buscando el
valor,
para
declararte mi amor,
tan solo
con el empeño,
de ser tu dueño.
Mi amor te
expresaba,
mi corazón te
anhelaba
y al llegar
tu respuesta,
fue opuesta.
Lagrimas
brotaron de mis ojos, en mi corazón; grandes enojos,
luego me
abarcó un dolor intenso,
mi cuerpo
frio y tenso.
Al verme llorando,
decidí
retirarme andando.
Mientras a
mi casa caminaba,
por mi
mente pasaba;
todo esto
por la fama,
de que mi corazón
no ama.
Quedamos
desiguales,
en los
ideales;
tu pensando que era capricho,
yo llorando
por no haberte dicho,
la realidad del asunto,
es que te
amé al tal punto
que corazón
llegó a fallecer
y me duele
que jamás lo llegaras a saber.
Aunque
tiempo ha pasado,
aun no te
he olvidado.
Para
terminar concreto,
te revelaré un secreto:
por ti día
a día he llorado,
eres la única
a la que he amado.
Autor: José Israel Negrón Cruz
Escrito el 20 de noviembre de 1997
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