Quisiera
que el viento escuchara mi voz,
que yo no
me mintiera tanto,
que
existiera aquel viejo encanto.
Pero no es
como yo quiero;
tengo que
escoger
entre las
ofertas del destino
y no las
que yo prefiero.
Así es mi
sol de hoy,
aunque
puedo cambiar mi pasado,
en el
presente es que estoy.
Es la
palabra que quiero decir
y nunca
sale,
es como la
muerte corporal
de un ser
que para uno vale,
similar a
ese sentimiento
que existe
pero esta omitido,
es esa cosa
estúpida y sin sentido.
Es el verso
que existe
y nunca se
pone,
la palabra
sabia
que nunca
escucha tu oído,
es la
esperanza más grande
introducida
en tu álbum del olvido.
La amistad es fantasía y no existe.
La novia no
es virgen porque de blanco se viste.
Es como la gran desconfianza
que troncha
aquel sueño, tu esperanza.
En este
problema no encuentro salida,
que cuando
la encontré;
se terminó
mi vida.
Es esa ruta
equivocada:
que por
muerte,
amargura,
fue provocada.
Es tu sueño
más anhelado
que puedes
dejar de amarlo
y al próximo
segundo quieres olvidarlo.
Es mi
mente, la de aquel, la de aquella,
que porque tiene un poco de cuerpo,
piensa que
está bella.
Es como el
que te dice: “te amo lo juró”
y al próximo segundo
vez su
palabras estrelladas en un muro.
Ante nadie
me voy a humillar,
solo a Dios
rodilla voy doblar,
me siento
feliz si alegría puedo llevar.
¡No somos eternos! Lo tenemos que aceptar.
Autor: José Israel Negrón Cruz
Escrito el 23 de abril de 1998
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