Como colonizado, concibo mi identidad nacional por un proceso de negación y afirmación. Para entender lo que soy, parto de lo que no soy. Por lo tanto, en primera instancia, no soy blanco, no soy negro, no soy amarillento: soy humano. No soy español, no soy africano, no soy araucano: soy puertorriqueño. Soy hijo de la masacre indígena, de la esclavitud negra, de las migraciones europeas y centro americanas, de las imposiciones imperiales: soy hijo de la desigualdad, el desespero y el egoísmo de unos pocos., soy hijo de rebeldes nativos que se opusieron a la injusticia imperial. Soy el producto de quinientos años de coloniaje y reclamo mi redención… Reclamo igualdad con el resto de los humanos, ciudadanos del planeta, reclamo el derecho a escoger mi camino, reclamo el espacio que habito, reclamo mi tierra y mis hijos y la facultad para guiarlos por un buen camino. Yo puedo y no necesito tutelaje para hacerlo.
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