Del temor a enamorarme
todo comenzó,
esas dudas incansables
me matan el
pensamiento,
a fin de cuentas,
ni yo mismo sé lo que
siento,
la confusión impera en
mi mente.
No soy quien para
juzgarte,
y acepto,
que no eres la única
que miente.
Pero tengo esperanza,
Esperanza…
de que todo puede ser
diferente.
Reconozco que la
sinceridad
y la añorada
fidelidad,
no tienen cabida como
requisito,
en esta relación
que denominamos
jevitos.
No tengo la menor
idea,
de lo que por mi
sientes,
quizás es solo
atracción,
tal vez,
necesidad de compañía.
Puede que yo sea un
pequeño capricho
de tu corazón o un
juego para entretenerte.
No te pido mucho,
solo que me des la
oportunidad de conocerte,
de saber quien eres en
realidad.
¿A qué le temes? ¿De
quién te escondes?
Por qué te preocupa lo
que la gente piense de ti.
Si fuera por la gente,
yo no estaría buscándote aquí.
Quiero conocer tus
virtudes y defectos,
conocer tu odio,
entender tu afecto.
Estoy aquí,
una vez más,
en espera de ti,
pero esta vez,
en busca de tu ser,
porque al final de
cuentas,
es más importante
ganarse un alma que
una piel…
Trato de enlazar los
eslabones,
las pequeñas pistas
que me das,
para terminar en
abstractas conclusiones,
sobre tu misteriosa personalidad.
Autor: José Israel
Negrón Cruz
Escrito el 28 de
febrero del 2000
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