Amor, realmente no acostumbro a escribir cartas,
pero por ti haré una excepción. No tengo mucho que contarte, sigo siendo el
mismo, solo que he hecho en mí algunas modificaciones. Sinceramente pienso
mucho en ti, tú lo sabes, pienso en ti de una manera rara. Pienso que todo fue
un sueno, a conciencia de que no lo fue. Acostumbro sentarme en el balcón,
mayormente de madrugada, ya que es la hora en la que puedo estar solo, allí
pasó un largo rato pensando y recordando. No lloro, ni es bueno que tú lo
hagas. A veces pienso tonterías, que te veré bajando las escaleras o entrando a
mi cuarto por la mañanita. Creo que algo de ti, se quedó aquí, conmigo, ya que
cuando cierro los ojos puedo sentir tu presencia. Quizás pienses que estoy un
poco loco y quizás lo esté. Otras de las cosas en las cuales pienso mucho, es
en qué sucederá cuando vuelva a verte. ¿Cómo reaccionarás? ¿Cómo reaccionaré?
¿Qué pasará? Se me llena de pensamientos la mente. Quizás te vuelva a ver en
muchas semanas, quizás unos meses, quizás en unos años o quizás, simplemente
quizás, jamás te vuelva a ver. Uno nunca sabe lo que el destino le depara.
Mientras tanto solo te pido que me envíes una foto autografiada y dedicada a
mí, por supuesto. Si quieres seguir escribiendo…¡Hazlo! Si quieres continuar
hablando por teléfono…¡Hazlo! Por mi parte me encantaría mantenerme en
comunicación. Las cartas son buenas, porque es un recuerdo que permanece
palpable, claro, si las guardas. De hecho, me agradó mucho la tuya, creo que
escribes mejor que yo. No me quedan más palabras, con esto la despedida.
Te
quiere y te extraña mucho,
José
Autor: José Israel
Negrón Cruz
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