No sé si danés o
ruso,
genial cuentista
relata
que en el nido de
una pata
la hembra de un
cisne puso.
Y ahorrando las
frases de uso
en los cuentos
eruditos,
diz que sin más
requisitos,
en le trigésimo
día,
la pata saco su
cría
de diez y nueve
patitos.
Según este cuento
breve,
creció el rebaño
pigmeo
llamando PATITO FEO
al patito diez y
nueve.
El pobre! Siempre
la nieve
lo encontró fuera
del ala.
Y siempre erró en
la antesala
de sus diez y ocho
hermanos
que dejábanle sin
granos
las espigas de la
tala.
Vagando por la
campiña
la palmípeda
cuadrilla
al fin llego hasta
la orilla
de la fuente en la
montaña.
Que sensación tan
extraña
y a la par tan
complaciente
la que le ondulo en
la mente
al llamado Feo Pato
cuando miro su
retrato
en el vidrio de la
fuente!
Surgió entonces de
la umbría
un collar de cisnes
blancos
en cuyos sendosos
flancos
la espuma se
emblanquecía.
(aquí, al autor,
que dormía
cuando este cuento
soñó,
dicen que lo
despertó
la emoción de la
belleza.
Y aquí sigue, o
aquí empieza,
lo que tras el soñé
yo)
Cisne azul la raza
hispana
puso un huevo,
ciega y sorda,
en el nido de la
gorda
pata
norteamericana.
Y ya, desde mi
ventana,
los norteños patos
veo,
de hosco pico
fariseo,
que al cisne de
Puerto Rico,
de azul pluma y
rojo pico
lo llaman PATITO FEO.
Pueblo que cisne
naciste,
mira y sonríe, ante
el mote,
con sonrisa de
Quijote
y con su mirada
triste;
que a la luz del
sol que viste
del alba tu campo y
tu mar,
cuando quieras
contemplar
que es de cisne tu
figura,
mírate en el agua
pura
de la fuente de tu
hogar.
Con flama de tu
real sello,
mi cisne de Puerto
Rico,
la lumbre roja del
pico
prendes izada en el
bello
candelabro de tu
cuello.
Y azul del celeste
tul,
en que une la Cruz
del Sur
sus cinco
brillantes galas,
es el que pinta en
tus alas
tu firme triángulo
azul.
Oro latino se asoma
a tu faz y en tu
faz brilla.
Lo fundió en siglos
Castilla.
Y antes de
Castilla, Roma.
Lo hirvió el pueblo
de Mahoma
en sus fraguas
sarracenas.
Y antes de Roma, en
Atenas,
los Homero y los
Esquilos
hilaron de ensueños
el hilo
de la hebra azul de
tus venas.
En tu historia y
religión
tus claros timbres
están;
que fuiste el mas
alto afán
de Juan Ponce de
León.
Mírate, con
corazón,
en tu origen
caballero,
en tu hablar
latinoibero,
en la fe de tus
altares,
y en la sangre
audaz que en Lares
regó Manolo el
Leñero.
Veinte cisnes como
tu
nacieron contigo
hermanos
en los virreinos
hermanos
de Méjico y el
Perú.
Bajo el cielo de
tisú
de la antillana
región,
los tres cisnes de
Colon,
las tres cluecas
carabelas,
fueron las aves
abuelas
en tan maña
incubación.
Alma de la patria
mía,
cisne azul
puertorriqueño,
si quieres vivir el
sueño
de tu honor y tu
hidalguía,
escucha la voz
bravía
de tu independencia
santa
cuando al cielo la
levanta
el huracán del
Caribe
que con sus rayos
la escribe
y con sus truenos
la canta.
Ya surgieron de la
espuma
los veinte cisnes
azules
en cuyos pico de
gules
se deslera la
bruma.
A ellos su plumaje
suma
el cisne de mi
relato.
Porque ha visto su
retrato
en los veinte
cisnes bellos.
Porque quiere estar
con ellos,
Porque no quiere
ser pato.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario