Contrario
al carácter obsceno y depravado que guarda la expresión hoy día y con la que se
categoriza al alcalde de Guaynabo como un individuo de avanzada edad pervertido y mañoso,
esta expresión no siempre significó esto.
El color verde se identifica con aquello que todavía
está sin madurar, pero antiguamente también se le daba el significado de
‘lozanía’, ‘juventud’ o ‘vitalidad’, por lo que un viejo verde era aquella persona que a pesar de haber llegado
a la vejez todavía gozaba de buena salud, energía y vigorosidad sexual.
Según la Real Academia de la Lengua, el viejo
verde es la persona que conserva inclinaciones galantes o apetitos carnales
impropios para su edad. Ser un viejo verde, en el siglo el XVI,
era muy satisfactorio pues con ello se quería decir de una persona que
conservaba su vigor y energía.
Para mala suerte de nuestro
personaje pueblerino a partir del siglo XVII y
particularmente en castellano, se le fue dando una connotación obscena, bastante
cercana al fisgón que implica cierto aspecto negativo contra la persona a la
que se identifica con este sobrenombre.
José Israel Negrón Cruz
6 del marzo del 2017
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