Ricardo
Roselló Nevárez se expresa y gobierna como una
persona que padece el trastorno de endofobia o rechazo hacia las características
del pueblo al que pertenece. Esta condición ha sido común en dirigentes e
individuos de ascendencia hispana, pero nunca se había observado de manera tan
evidente en un gobernante puertorriqueño. La endofobia se presenta como un
sentimiento irracional de inferioridad o disfuncionalidad en cuanto al pueblo del cual se es oriundo y se manifiesta en continuas expresiones de insatisfacción o
desconfianza con todo o una parte significativa de lo que su país hace,
tiene o representa.
El
Dr. Roselló ha sido categórico al considerar disfuncional la
mayor parte de las áreas del gobierno puertorriqueño. Esto se debe,
según la mentalidad endofóbica, a que han sido dominadas por entes nacionales.
Los endofóbico no se sienten parte de su cultura, la consideran atrasada y en ocasiones grotesca,
desconfían de sus compatriotas y prefiere trabajar con entes extranjeros. El
rodearse de individuos que no son oriundos de su país, los hace sentir más
seguros. El problema para un endofóbico
es lo nacional. Un gobernante endofóbico en la medida que pueda, se irá deshaciendo
del talento local, para llenar su gobierno de manera progresiva con individuos
extranjeros. Esto lleva un peligroso mensaje subyacente: “lo de aquí
no sirve”.
Esta
noción de disfuncionalidad institucionalizada percola en la población y termina
produciendo un país en fuga, que huirá de sí
mismo con la idealización de que siempre lo de afuera será
mejor. Teniendo como resultado final, un despoblamiento monumental y volviendo endofóbicos a muchos puertorriqueños que
antes de Roselló pensaban que todavía
aquí,
había
oportunidad de futuro, pero que después de Roselló
se convencieron del “aquí, nada funciona” y se marcharán
con la idea de que el puertorriqueño es tóxico, desconfiable, “chanchullero” y que todo lo que toca, lo daña.
La
idiosincrasia endofóbica hace creer que la palabra cambio es sinónimo de mejorar,
siendo esta una fórmula peligrosa que se ampara en la premisa de que no
hay nada peor que lo que está, ósea lo que ha sido construido de
forma autóctona. De esta manera todo cambio equivale a mejora y esa mejora implica la despuertorriqueñización para
que sea verdadera y efectiva.
La
fórmula establecida es sencilla. Lo puertorriqueño no
funciona, hay que cambiarlo, pero para cambiarlo hay que despuertorriqueñizarlo
para que funcione… La Autoridad de Energía Eléctrica no funciona, está inoperante, hay
que cambiarla y para cambiarla no podemos tener alguien con un
nombre “criollo” y “cafre”, como Justo y peor aún, de apellido González, porque
este es de Aquí y forma parte del problema. Hay que ponerla en manos
de un dirigente no puertorriqueño, donde el mero hecho de ser extranjero, lo convierte
en un individuo con facultades idóneas. Así
es como alguien con un nombre “refinado” como Walter Higgins Third llega al
poder de esta Corporación. El Departamento Educación tampoco funciona, porque estaba
dirigido por un hombre grueso de rasgos afroantillanos: Rafael Román.
Lo primero que hizo Roselló fue quitar al negro de aquí y
poner a la blanca de allá, que no domina la lengua nacional, pero que tiene un “chulo
acentito” extranjero que lo lleva a creer que sabe más.
El colmo pudiera ser que para promover lo puertorriqueño, los puertorriqueños necesiten de alguien
que no sea puertorriqueño, porque estos no saben cuáles son sus baluartes
turísticos y fortalezas culturales, así que el nuevo DMO no puede
llamarse José "Cheito" Pérez, sino que debe sonar como a Jon Borschow para que esta Agencia
funcione.
La enajenación es parte de la endofobia, se crean estados de negación. Este es el caso de la Policia
de Puerto Rico, que está sumergida en uno de sus peores momentos en la historia, pero como su dirigente, Pesquera, es de afuera y
no aparece otro extranjero que quiera dirigir la sombrilla de seguridad, cuenta con el respaldo total del Gobernador. Porque aunque Pesquera ha resultado fatal, poner a un puertorriqueño al mando siempre sería
peor.
Ahora
se ha puesto mira en La Universidad de Puerto Rico que no sirve y hay que
cambiarla, pero no haremos una convocatoria abierta donde los talentos locales puedan
competir con los de afuera para garantizar que no se discrimine por raza,
color, sexo u origen, no, eso no va a pasar, simplemente lanzaremos la convocatoria
afuera y esperemos que alguien de afuera la conteste y tome el puesto, porque
cualquier “cosa” de afuera será mejor que un puertorriqueño.
Este
proyecto político tendrá como resultado que muchos puertorriqueños
crean y adopten el discurso del "Puerto Rico inservible" y terminen ellos mismos
por excluirse y marcharse de lo que no funciona, su país, su gente, su gobierno
y acaben buscando de forma desesperada, cualquier lugar que no sea este. No importa
si se llama Miami, Texas, Florida, España,
Argentina o Uruguay, porque allá afuera, le han enseñado que siempre será
mejor.
José
Israel Negrón Cruz
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