“La estreches económica durante
mis tiempos de licenciatura en la Universidad de Puerto Rico me llevaron a
trabajar horario nocturno, como guardia de seguridad, guardia palito como le
dicen acá en la Isla, de forma peyorativa. Durante esos años leía mucho, y pues
que más se puede hacer en un turno de 10 de la noche a 6 de la mañana, También escribí muchos
relatos, similares a este, donde se exaltaba la figura del guardia de
seguridad. Algo así como “The revenge of security guard”. El botón, me parece
un cuento muy original, hecho por un guardia de seguridad, para guardias de
seguridad…”
JINC
La noche estaba serena, era verano,
yo caminaba hacia la salida de un condominio de Guaynabo, cuando me topo con
aquel joven uniformado de blanco y azul. Era todo un intento de policía, hecho
hombre. Estaba cómodamente sentado detrás del botón que abría el botón de
entrada del Condominio. ¡Pobre de él! Pensé cuando lo vi de lejos. De seguro
preñó a alguna vecinita menor de edad y ahora tiene este trabajo de perro. Y es que era todo un mozuelo, que no pasaba
de los veinte.
De camino hacia donde se encontraba él;
la caseta de control, me percato de algo, es una cara conocida. Era un muchacho
que había estudiado conmigo durante la escuela superior y uno le entra este
falso ego, por ser alumno de la Universidad de Puerto Rico y pa’ joder y compararme, le hago la pregunta: ¿Qué
hay de tu vida? Entonces él, tranquilamente responde: “estudio en la
Universidad y trabajo aquí”.
Hice una pausa para mis adentros, cómo
era posible que un guardia de seguridad realizara estudios universitarios,
siempre pensé que los guardias de seguridad eran analfabetas funcionales, con un
cuarto año ajora’o, o ex convictos
federales, pero nunca estudiantes. Me parecía antagónico y hasta ilusorio, el
que hubiera guardia de seguridad que fuera estudiante universitario.
Me acerqué y tuvimos una conversación
extensa, pues como toda persona que anda en la industria de la seguridad,
sobretodo en horario nocturno, no tiene mucho que hacer y agarra a cuanto
inquilino o transeúnte se le acerca y le da una sopa de lengua que si te
descuidas, le haces el turno con él.
En un momento dado, fui al grano,
bueno y en qué consiste tu trabajo. “Ves ese botón” Mire a hacia dentro de la
caseta, eran dos botones en realidad, uno rojo y otro verde. “Lo ves”. Claro
que lo veía. “Pues mi trabajo es apretarlo, claro después de preguntar pa’ dónde
va”. Y si
estoy bien motivado, le doy una ronda al estacionamiento, no para encontrarme a
la parejita que siempre está follando, o al que anda fumando su grullo de
marihuana, con esos me hago de la vista larga, pa’ pasar el turno suave.
Realmente le doy la vuelta al estacionamiento para fumarme un cigarrillo y
estirar las patas, que se te congelan si estás todo el tiempo sentado.
Lo acompañé a dar la vuelta por el “parking”,
no tenía nada que hacer y me iba a regalar un cigarrillo. Así que fumé con él e
indagué un poco acerca de su vida privada. Para mi sorpresa no tenia hijos, ni siquiera
novia, cabía la posibilidad de que fuera virgen el muy mama’o. ¿Y bueno que haces aquí? El joven me miró con
cierta incredulidad, no podía creer que le estuviera haciendo aquella pregunta.
Entonces lentamente me explicó .Cuando eres guardia de seguridad haces
literalmente lo que te da la gana, fumas, lees, duermes un rato y bueno es
bastante como para estudiantes como tú y como yo.
Terminada la ronda me despedí de él,
llegué a mi casa y no paré de pensar en sus palabras, estaba desempleado y me
hacia falta un poco de plata. Una semana después llego con el uniforme azul y
blanco a la caseta donde mi amigo trabajaba: ¿Bueno y qué haces aquí? Tranquilo compañero, que solo soy tu relevo.
Escrito por José Israel Negrón Cruz
Para el año 2004
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