Razón sobre pasión

¿Desearte?
Tal vez, otro día.
Hoy…
 solo deseo tu compañía,
en esta absurda noche fría.

¿Desnudarte?
Tal vez, algún día,
cuando me arrebates la melancolía,
esta sensación de culpabilidad,
creada por tu temprana edad.

Me abrazas,
¿Por qué los haces?
Me acaricias
¿Para qué?

Siento miedo,
creo que lo sabes,
miedo a tocarte,
pero comienzo a desearte;
y duele desearte:
mirarte como toda una mujer,
ansiar la candidez de tu piel,
plasmada 
junto a mi,
aquí,
confundidos en un abrazo,
 insinuando fantasiosos pasos,
en esta noche traicionera, eterna,
que te hace lucir más bella… más tierna.

¿Qué puedo hacer?
Muero por devorarte,
pero me limito a contemplarte.
No es nuestro tiempo todavía.
Lucho en contra mía,
dejando que la razón,
 domine sobre la pasión.

Quiero hacerte mía,
aunque le pertenezcas a alguien más…
amiga, querida, lo que sea que seas,
ayúdame a tener mi alma en paz.
 Al menos disimula,
 miénteme,
no sucumbas a tu naturaleza,
que ando luchando en contra de la mía,
temblando en mis dudas,
ante tu singular belleza.

Te pareces a mí,
tanto,
que pienso que estoy solo aquí,
 te confundo conmigo mismo,
comienzo a creer que eres parte de mí
y yo soy parte de tu anatómica belleza.
Somos: más instinto que placer,
pero esta veces tiendo a ceder,
 dándole la razón a la Razón,
que en esta noche de verano,
no se deja dominar por la pasión.

Se nos hace tarde,
alguien te espera,
se nos hace tarde,
creo que esta noche,
haz sido demasiado sincera.
Te deseo,
 pero no es el momento,
no sé por qué,
pero así lo siento.

Tenemos que partir,
 de cualquier manera,
no te preocupes y espera;
 te prometo que algún día escribiré,
nuestra propia noche de arena.

16 de mayo del 2001
Autor: José Israel Negrón Cruz



Comentario: Honestamente a estas alturas de mi vida, no recuerdo en quien me inspiré al momento de realizar este poema. Lo encontré en una carpetita azul y quise compartirlo, me pareció curioso, juguetón, a tono con esos destellos eróticos de mi adolescencia.  El último verso hace una intertextualidad con el poema Cronica de una noche de arena que es uno muy caleturiento.

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