Son muchos los que van al Morro en San Juan, Puerto Rico y miran a la distancia un montón de tumbas acumuladas en el mal llamado "Cementerio de la Perla". Esta vez la aventura fue solamente con la pequeña Sofía Negrón: mi hija. La caminata comenzó por las calles del viejo San Juan, nos estacionamos en el "parking de Doña Felisa Rincón de Gautier así que había que caminar empinado antes de llegar al lugar deseado. No sin antes realizar una pequeña parada en el viejo ayuntamiento capitalino para que la pequeña Cocó, como le decimos de cariño en la casa, se tirara una foto en las magestuosas escaleras del periodo español.
Después de la foto de princesa en las escalinatas del viejo edificio español continuamos nuestro camino hacia el cementerio. Llegamos al Morro; esa vieja fortificación militar, que servía como fuerte para defender la ciudad y bajamos por un camino escabroso que es la entrada de la perla. Entonces mi hija se paró frente al cementerio.
Si caminas un poco te encuentras con el primer hallazgo, a mano derecha está la lujosa tumba de Barbosa, tantas veces visitadas el día de su natalicio, pero más impresionante no es la tumba es el autético logo masón que esta posee.
Si no acercamos a ella con detenimiento notaremos la escuadra y la G que caracteriza la masonería. La foto tiene muy buena resolución con la intención de que pueda ser ampliada por los lectores para que comprueben la certeza de mis palabras. O si no simplemente entre al cementerio, es una de las primeras tumbas que yace a mano derecha. Otra tumba impresionante es la de Santiago Iglesias Pantín que siendo socialista tiene el logo del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica. El cementerio está lleno de tumbas impresionantes. Deberían nombrarlo el cementerio de los patriotas.Otro dato importante es la cantidad de tumbas del siglo XIX que aquí se encuentran. Es un cementerio que facilmente podría servir como museo. Observen la siguiente tumba. Se puede apreciar con la delicadeza que fue creada para resistir al embate del tiempo. Ciertamente la persona que yace en este lugar fue una muy pudiente dentro del siglo XIX. Las tumbas son muchos más que depositos de muerto, nos hablan de quien fue la persona que yace ahí dentro, de su posible estas económico y social. El cementerio combina tumbas viejas con otras recientes como lo es la del pinto Rafael Tufiño. Rafael Tufiño se destacó a lo largo de su vida por sus obras. Me atrevería a decir que su tumba fue su útima obra de arte. Así como esta existen muchas otras de gran originalidad que pasan desapercidas por los transeúntes del Morro. Pudiendo hacer de este un lugar turístico de gran importancia dentro del Viejo San Juan. Luego continuamos con nuestros andrar, algunas tumbas se encuentran tan deterioradas que parecen irreconocibles. Mi hija Sofía se paraba frente a ellas y tengo que reconocerlo, despiertan cierta curiosidad en el visitante que te lleva a hacerte las preguntas básicas y dónde está la familia de este muerto que yace aquí. ¿Acaso ya nadie se acuerda de él? Sofía miraba estas tumbas abandonadas con cierto asombro. Yo a pesar de ser adulto siempre me pica la curiosidad e intento averiguar quien está enterrado en cada lugar. Mi hija no lo sabe, pero la razón por la cual visitamos este cementerio fue para que conociera la tumba de Don Pedro Albizus Campos. A la distancia uno puede reconocer los aposentos de los independentistas de Puerto Rico por sus banderas. La tumba de "Lolita Lebrón está bastante cerca de la de don Pedro. Uno las reconoce de lejos.
Si se percantan de fondo está el imponente Morro con algunos curiosos que siempre se asoman a mirar la última morada de muchos puertorriqueños pero también se pueden divisar ciertas banderas: del partido independentista de Puerto Rico, de lares, y de Puerto Rico mismo, por ahí está la tumba de don Pedro Albizus Campos. Con delicadeza y entre los tantos muertos voy dirigigiendo a mi hija al lugar.
Entonces llegó y leo la placa para asegurarme que es él, don Pedro, el máximo luchador por la independencia de Puerto Rico a quien le guardo mucho respeto.
Con cuidado me acerco y leo la placa: Pedro Albizus Campos, 21 de abril del 1965. Uno siente cierta congoja cuando está allí, frente a un gigante de la historia como lo fue Albizus. La tumba está bastante bien cuidada, pero debería estar mejor. Dos astas de bandera la acompañan. Una es la bandera de lares, que fue el lugar donde se declaro la independencia de Puerto Rico y la otra es la bandera de Puerto Rico con el azul cielo lareño que María Bracetti tejió para los tiempos de la Conferederación Antillana.Quizás cuando tenga quince años más me agradecerá la foto, por el momento solo son cosas de muchachos. Terminó con la imagen de ella frente a la tumba, espero el artículo les sirva de algo y más allá de asuntos políticos debemos honrar siempre a los grandes de nuestra tierra. Porque si no le inculcamos el valor por lo nuestro, tendremos una manada de jóvenes perdidos.
Espero hayan disfrutado esta intervención.
Agradecido de su lectura,
Prof. José Israel Negrón Cruz
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