El salto de Jayuya; una piscina natural exquisita

Hola, saludos a todos los que me siguen por el Archivo Oficial. Hoy vengo a comentarles acerca del Salto de Jayuya que ubica en la carretera 149 en el pueblo de Jayuya, en el corazón de la patria boricua. Fui hace como dos semanas, pero no fue hasta hoy que me decidí a publicar este artículo. Si eres del área metropolitana te echarás un ratito en llegar pero vale la pena. A diferencia de Charco Azul y de la cascada del Yunque el salto de Jayuya es poco visitado y se encuentra a la orilla de la carretera. Esto tiene unos beneficios particulares.

Básicamente te bajas del carro y estás en el río. Puedes llevar cuanta cosa desees porque no darás esa larga caminata a la que estamos acostumbrados en otros lugares similares. Desde la orilla de la carretera podras ver esta enorme cascada que se asoma sin ningún pudor. Siempre te encontrarás algunas personas locales que pasan ratos amenos allí, pero por lo general son buena gente.

El salto se divide en dos partes. Lo primero es la zona llana que es basicamente donde mi hija Sofía y mi esposa se meten. A diferencia de otros ríos este no tiene un fondo pedregoso que dificulte el caminar. Sino que por el contrario. Es bastante liso, por llamar de alguna manera. Con la excepción algunas piedras grandes que yacen en esta área de la piscina natural. El agua es critalina y esta en costante movimiento ya que es el intermedio entre una y otra cascada. En la foto que les muestro a continuación se puede apreciar con más claridad lo antes explicado.
Ya más al fondo conforme te vas acercando a la cascada se vuelve más profunda la posa y debes de saber nadar. Existen multiples lugares de los cuales puedes lanzarte.

Los locales se trepan a más de veinte pies en la roca y se tiran al agua sin ningún pudor. Aquí podemos observar a dos de estos valientes a puntos de realizar sus acostumbradas acrobacias. En mi caso me lancé de unos ocho pies de altura y me pareció suficiente. Aunque la poza es profunda. Soy de los seres que nunca subestima a la naturaleza. Así que "por la orillita me veo más bonito".
Aquí me tienen nadando un poco en el agua. No es tan fría como en otros ríos. Al menos fue la experiencia que me llevé.
Otra cualidad que tiene el lugar es una enorme roca caliente en la cual uno se puede recostar después de nadar un rato y porque no, también darse su copita de vino para que el día tenga estilo. Ese día disfruté un tempranillo de Campo Viejo. Como ven abajo.

Espero lo hayan disfrutado, que Dios me los bendiga y buen día a todos hermanos...

agradecido de su lectura,

Prof. José Israel Negrón Cruz


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