Divina Prostituta, de José Luis Martí

“El Dr. Carmelo Santana me pidió que realizará una reseña de la obra teatral: Divina prostituta en mi primer año de licenciatura. Aquí les dejo mis impresiones”.


          La Divina Prostituta es un monologo escrito por José Luis Martín Descalzo (1930-1991), español, nacido en Madridejos (Toledo). Cursó estudios en Roma. Ordenado sacerdote en 1953, fue  profesor de literatura en el Seminario de Valladolid y dirigió en la misma ciudad, un teatro de cámara. Su labor literaria incluye poesía, narrativa, teatro, y ensayo. La representación que aprecié tuvo como interprete a la reconocida actriz puertorriqueña; Alba Nydia Díaz.

          En la pieza teatral, Rosa, que es la única trabajadora de sexo que continúa trabajando en una vieja casa de putas. En la casa se encuentra un Cristo de tamaño natural que no se sabe con exactitud como llegó allí. El Cristo es su único amigo dentro de una sociedad que la discrimina por ejercer el oficio más viejo de la humanidad: la prostitución. El amor puro e incondicional que desarrolla Rosa por el Cristo, quien reconoce como su único amigo se ve amenazado por la Iglesia Católica, que después de muchos años intenta llevarse el Cristo de la casa. Bajo la excusa, de que un Cristo, dentro de una casa de putas, podría estallar en un escandalo para la Iglesia Católica. Rosa discute con el sacerdote encargado de remover el Cristo del lugar. Pero esto no evita que el Cristo le sea arrebatado por la fuerza. Sufre el despojo con tal intensidad que por momentos parece que va a desvanecerse.
          Al final entendió que no necesitaba de una estatua de Cristo prom0ovida por la Iglesia Católica para que este estuviera en su ser.

          La obra intenta denunciar el patrón de discrimen social que se desarrolla contra las prostitutas. El sacerdote, por diferentes medios intenta socavar la fe de Rosa, lo que representa un acto de insensibilidad y frialdad de trato hacia la prostituta. Cristo en esencia,  no es privativo de un pequeño grupo de personas que se reúnen los domingos a calentar las sillas de la Iglesia, Cristo es de todos y para todos los creyentes, no importa en que circunstancias estén, ni en el lugar que se encuentren. Cristo es para todo aquel que tenga un espacio para Él en su corazón.


          En cuanto a la representación artística de Alba Nydia Díaz,  la categorizo como una magistral, logrando transmitir el sentimiento de Rosa, su marginación y frustración. El publico presente se mantuvo cautivo, preso de cada movimiento de la actriz, excepto en ciertos momentos en los que se escuchaba una carcajada por algún comentario jocoso del personaje Rosa. En definitiva salí complacido de aquel pequeño teatro de la Universidad de Puerto Rico.

Autor: José Israel Negrón Cruz
Escrito en noviembre del 2002  
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