Recurrentemente me topo con personas que piensan que las publicaciones escritas han sido superadas, que el internet ha vencido el libro. Me he topado con profesores que piensan de esta manera, entonces río para mis adentros por el oropel y la magia de la tecnología contemporánea. Creo que los recursos cibernéticos han sido sobre estimados. Y sí pueden servir como complemento en un proceso investigativo, pero nunca sustituirán los libros. Y lo digo porque a estas alturas de mi vida, cuando me siento a escribir acerca de un texto en particular, como por el ejemplo Insularismo, recurro a seis o siete ediciones distintas con diversos prólogos y anotaciones y no hay madre cibernética que pueda sustituir eso. Y lo mejor, las siete ediciones son de mi colección personal. Lo mismo ocurre con Seva y con casi todos los textos. Tengo más de una decena de ediciones del Quijote que he ido recopilando desde adolecente y cada una tiene su valor particular. La gente piensa que es un “fetishismo” académico, hasta llega la hora de investigar y te das cuenta que tu I-fhone y tu laptop, no serán suficientes…
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