El miércoles 9 de
octubre del 2002 entre las 10:00am y las 11:40am en el Anfiteatro número 3 de
la Facultad de Estudios Generales del Recinto de Río Piedras. La misma fue
coordinada por la Dra. Marie Ramos Rosado; catedrática asociada del
Departamento de Español. Luis llegó veinticinco minutos tarde y no muy
preparado para dar su informe.
A su llegada al Anfiteatro, se encontró con un espacio
lleno de estudiantes motivamos más por los puntos que los profesores le darían
por asistir a la conferencia que por el conferenciante mismo. Unos pocos
profesores aquí y allá y un puñado de entusiastas auténticos que venían a ver
al Escritor. Se paro de forma natural frente al micrófono y comenzóa contarnos
su vida de forma cronológica, en la cual resaltaron algunos profesores de sus
tiempos como universitario. También mencionó algunos factores que le motivaron
a escribir Seva. De los factores más importantes estaba el hecho de que había
la carencia de un pasado glorioso. Para él Puerto Rico no tenia grandes
historias y hacia falta crear una pequeña epopeya de la cual pudieramos
sentirnos orgullosos y crear un norte que nos sirviera para definer lo que
somos.
La conferencia se dio sin problemas mayores, que uno que
otro murmullo de los presents. Al finalizar su conferencia cedió el espacio a
preguntas de los presentes entre las cuales resaltó: ¿cuando la vamos a ver en
el cine? Al terminar la actividad el
autor de Seva firmó autografío los libros de los entes allí presentes y luego se retiro.
La conferencia fue buena, pero pudo estar mejor. En el
espacio de preguntas emití dos en particular: “que si el fin era exhaltar el
ego puertorriqueño: ¿por qué no dio espacio para proceres como Betances, Hostos
y otro monto que participaron en la Confederación Antillana? En segundo lugar
pregunté: si su personaje Luis M. Rivera no ofendería a cierto sector de la
población.
Sus respuestas fueron honestas; no había pensado en eso y
quizás no incluí a Betances por el respeto que le tengo. En cuanto a Luis M. Rivera, me
dijo que los escritores siempre ofenden a alguien. Me pareció un poco incomoda
su respuesta, pero al final pensé que tenia razón. A pesar de que surgieron
nuevas interrogantes, me las reserve, pensando en no ofender al autor, Me
resigné, en realidad yo no era quien para decider como debía ser su cuento,
menos para insinuar que la finalidad de su cuento fue trastocadalego del auge
que adquirió el msimo y que por ende toda aquella retórica me sabía a engaño…
Autor:
José Israel Negrón Cruz
Fecha:
octubre del 2002
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