La puntualidad en el salón de clases es responsabilidad de los padres.


La conducta y valores de nuestros alumnos tienen que ser enseñados en el hogar. Hoy día la falta de interés de muchos padres en la crianza de sus hijos, provoca que cuando sean adultos, carezcan de las herramientas adecuadas para funcionar en la sociedad. Todos hemos llegado tarde alguna vez. Pueden ocurrir incidentes que impidan que nos presentemos a tiempo en el lugar de nuestras obligaciones. Pues en una, dos o tres ocasiones en un año es aceptable. Pero una, dos, tres veces en una semana es inaudito. Cómo explicarle a un alumno la importancia de estar puntual en el salón de clases, si sus padres son los responsables de enviarlos a tiempo.  

La primera hora de la mañana es el medidor para juzgar el compromiso de los padres con la educación de sus hijos. Mientras más pequeño sea el estudiante, más  pertinente se torna esta regla. Castigar o penalizar a un alumno que depende de la transportación de sus padres, por llegar tarde al salón, me resulta tan injusto como penalizar al pasajero de un autobús público por una falta de tránsito que cometa el chofer. Aunque la falta la comente en esencia el padre, castigamos o penalizamos por lo regular al alumno.

Cada vez son más los estudiantes que llegan tarde en la mañana y cuando los confrontamos, nos dicen que sus padres no los dejaron a tiempo en la escuela. Cuando el patrón se torna grave y llega el momento de citar a mamá y papá, la culpa de las tardanzas nunca es de ellos, porque tienen un repertorio de excusas tan amplio que pueden justificar cada día... El muchacho llegó tarde el lunes porque se pinchó un neumático del automóvil, el martes fue culpa del servicio eléctrico que falló en la mañana y se averiaron los semáforos, el miércoles había demasiado tráfico en la carretera, el jueves se les cruzó un perro en el camino y tuvieron que socorrerlo y el viernes no llegó porque tenía sin tener, un terrible dolor estomacal.  

Así que hoy la regla del salón, se la debe aprender primero el padre y luego el hijo:

Si su hijo está cinco minutos antes, frente al salón, ha llegado a tiempo.

Si su hijo está a tiempo, usted ha llegado tarde.

Si su hijo ha llegado tarde, es porque usted como padre no está presente.

La puntualidad de nuestros alumnos refleja su amor, disciplina, respeto a la institución educativa y el País.

José Israel Negrón Cruz
5 de diciembre del 2016

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