Breves análisis de Ecos del destierro de José Joaquín Pérez Matos


Ecos del destierro es un poema de José Joaquín Pérez Matos; un poeta dominicano del XIX. Este autor se caracterizó en su vida política por oponerse desde muy joven a la anexión de Santo Domingo a España.  Durante el Gobierno de los Seis Años de Buenaventura Báez, José Joaquín Pérez vivió exiliado en Puerto Rico desde 1868 hasta 1874. Lo que posiblemente inspiró el contexto del poema Ecos del destierro.
El poema Ecos del destierro se caracteriza por su tono triste. El tema principal es la distancia de la patria y el sufrimiento que esto causa en el desterrado y sus allegados, particularmente en la madre. Al acercarnos a la cuarta estrofa leemos:

Di si aún resuena lúgubre en su oído 
aquel adiós del alma que le diera, 
o si en su seno casto, bendecido, 
mañana reclinado verme espera.

La voz poética enfatiza el dolor de una madre al no tener a su hijo, el cual espera que este se recline en su seno. La espera de la madre ante el hijo que no regresa es un tema recurrente y se presenta entre lamentos constantes. La nostalgia del desterrado se percibe con claridad en la quinta estrofa:

¡Ay! Dime, dime! En tan funesto día 
dispersas vi mis ilusiones bella; 
campos de flores, do el reflejo ardía 
de un cielo azul de nítidas estrellas.

El poema es uno de carácter romántico donde los sentimientos y las sensaciones humanas predominan en el texto. La última estrofa expresa:

Y a todo lleva, humilde trova mía,
así cruzando los extensos mares,
el eco de la angustia y la agonía
que lanzo lejos de los patrios lares...

El Poema goza de diversas figuras retóricas. Observamos la hipérbole en la segunda estrofa en: “la madre que llora sin cesar”. La rima es siempre consonante y los versos están construidos en arte mayor. La metáfora de la trova nos pudiera remite a la poesía y toma matiz alegórico, cuando la voz se autodenomina como cantor, trovador. Encontramos la anáforas en estrofas como la sexta: “de tantas dichas que aún el alma adora,  de tantas dulces ilusiones muertas...” En la tercera estrofa apreciamos la enumeración: “Di si una pobre, triste, solitaria madre que llora sin cesar,” El autor es recurrente en el ejercicio de la personificación, la voz poética le pregunta a la trova, qué pasará con sus versos, a donde llegaran y cuál será su destino. Con refinado uso del leguaje retórico el poema se torna efectivo y seductor.

Estos elementos retóricos nos remiten al romanticismo que tiene como base la condición del poeta desterrado. En cuanto a Tristezas; de la poetisa Salomé Ureña de Enrique que es compatriota y contemporánea de José Joaquín Pérez. Fue educadora dominicana y se le reconoce como una de las figuras centrales de la poesía lírica del siglo XIX. Me acerqué a este segundo poema romántico que tienen puntos de contacto en la ausencia. En el primero se aprecia la ausencia del poeta de su tierra y en el segundo la ausencia del padre en el hogar. Siendo la ausencia o distancia, el punto generador de nostalgia y emociones humanas. 
El poema Tristezas está dedicado según se desprende del poema al esposo ausente. A diferencia del primer poema donde la segunda figura que sufre dentro del poema era la madre, en Tristezas es el hijo. La voz poética lamenta la ausencia del esposo por medio de la idealización de los sentimientos del hijo. En la primera estrofa expresa:

Nuestro dulce primogénito,
que sabe sentir y amar,
con tu recuerdo perenne
viene mi pena a aumentar.

          El poema posee un tono nostálgico ante la ausencia del padre:

exclamó como inspirado:
"!Tú no te acuerdas, mamá?
El sol ¡que bonito era
cuando estaba aquí papá!"

          El poema está escrito en arte menor, seis estrofas de cuatro versos donde el segundo y el cuarto verso construyen una rima consonante dentro de cada verso. Recurre a la hipérbole para acentuar el mensaje:

Fijo en ti su pensamiento,
no te abandona jamás:
sueña contigo y, despierto,
habla de ti nada más.

          La metáfora del sol como vida: El sol que bonito era cuando estaba papá. El concepto de la vida cotidiana se intercambia por el sol que a su vez es símbolo de luz. Las figuras de apelación como la interrogación y exclamación se aprecian al finalizar el poema.  La adjetivación: voz-angelical, oración-nocturnal y personificación: esperando que sus ojos viniese el sueño a cerrar. Donde se le personifica el concepto del sueño.


          Ambos poemas son románticos, donde predominan los sentimientos humanos, siendo el primero mucho más intenso.  José Joaquín Pérez y Salomé Ureña son reflejo de una época donde convivía el costumbrismo con el romanticismo y en donde si nos adentramos un más. Encontraremos parte del nosotros antillano en estos dos autores dominicanos. 

José Israel Negrón Cruz
8 de abril del 2017

8 comentarios:

Laura Cabrera dijo...

Con respecto al poema de Jose Joaquín Péres Matos, no cree que podría haber un error con su análisis ya que plantea como eje que él se exilió entre 1868 y 1874 y a partir de ese hecho el compone la obra. Mientras que otras fuentes afirman que él compuso la obra a sus 16 años, es decir, alrededor de 1861 siendo aquello que le inspiró a componer el exilio de su maestro o la anexión del país a España.

Unknown dijo...

Mi pregunta es A qué género literario perteneces Ecos del destierro de Joaquín Pérez Matos

Unknown dijo...

Poema

YOSTIN dijo...

Cuales son los personajes de ecos del destierro

Andrews Hernández dijo...

Burro, eso es un poema, no hay personajes

Unknown dijo...

Cuál es la emoción principal??

Unknown dijo...

Cuales son los padres de José Joaquín Pérez

Unknown dijo...

En qué época se desarrolla?