La eliminación del Banco
Gubernamental de Fomento por parte de la Junta de Control Fiscal le quitará el último tanque de oxígeno disponible a muchos municipios. Puerto Rico dejará de estar segregado políticamente tal y como lo
conocemos. Municipios económicamente precarios como el de Manatí, Loíza,
Morovis, Cataño y Canóvanas ya no podrán darse el lujo de tener un alcalde o
alcaldesa con un salario de casi 10,000 dólares al mes con ayudantes que cobren
5,000 y todo un andamiaje que el propio municipio no podía costear y que terminaban
chupando del fondo general por medio del Banco Gubernamental. O fenómenos como
el de Toa Baja que tiene un endeudamiento comparable al de grandes ciudades del
mundo como París, pero sin los mínimos recursos para realizar un repago.
En vez de Puerto Rico tener 78 municipios, se irá reduciendo hasta
posiblemente llegar a ocho consorcios regionales que sean autosustentables. Los
municipios desaparecerán como las entidades políticas que hoy conocemos con
alcaldes bien pagos en cada uno ellos, costosas legislaturas municipales y múltiples
dependencias que en este momento histórico resultan insostenibles.
Estos territorios podrán preservar su carácter cultural. Es decir
que Manatí seguirá llamándose Manatí, solo que sin el andamiaje político. Tendrán
un alcalde por región, una asamblea legislativa, una policía municipal y demás
dependencias en un solo lugar. La supervivencia de cada municipio va a depender
de la capacidad económica que tengan para seguir operando.
José Israel Negrón
Cruz
4 de mayo del 2017
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