Niña sombra (poema al amor imposible)

Faltarán palabras,
 para describir lo que siento,
mentir seria absurdo,
seria una negación de mi mismo.

Agonizo de soledad,
encaminado hacia un abismo,
corriendo tras el eco de tu voz,
que retumba en la necesidad de mi alma,
por falta de ti.

Faltaran palabras,
quizás la más importantes,
las que nunca dije,
ni diré jamás.

Hoy solo quiero reconocer,
 lo mucho que te debo,
 lo mucho que tengo que agradecer.

Gracias liberarme
el alma de las garras de la desilusión,
por un momento hacerme sentir libre,
 tras tus bohemios pensamientos.

Gracias por devolverme la esperanza,
 que no volverá jamás,
 por devolverme la fe,
 con tu ser,
 aunque hoy la haya vuelto a perder.

Niña sombra,
de muchas dudas
y poca fe propia,
 solo quiero preguntarte:
¿Cómo estás?
Si el destino te favorece o te perece.

Niña sombra,
hoy simplemente quería que supieras,
que la soledad fue mi fiel compañera,
hasta que te conocí,
 princesita quinceañera.
Tuve mil amores vacíos,
demoledores de esperanza,
hasta que del cielo cayó un ángel,
 con mirada inocente, angelical.
La cual me raptó,
me dejó preso de este sentir,
de la necesidad de escucharte,
 saber que sigues viva…
 o muerta en vida.

Hoy solo quisiera engañar la soledad,
 que me devora el alma,
pensar que todo irá bien contigo,
que eres realmente alguien especial,
alguien diferente, en quien vale la pena pensar.

Niña sombra,
poco pasional,
niña al fin,
dulzura y placer de mi alma,
orgullo de mi persona,
sentido de mi existir.

Hoy solo quiero que seas feliz,
 que entiendas y disfrutes la vida.
No sé si ya te fuiste
 o piensas quedarte un rato más.
 ¡Te necesito! Esa es mi verdad.

Niña sombra,
faltarán palabras en la descripción de lo que siento,
faltarán palabras, las más importantes, las que nunca dije,
ni diré jamás.
Solo quería que supieras que te debo un favor,
 que te quiero, te necesito,
Estaré eternamente agradecido por devolverme la vida,
devolverme la poesía.

Dios quiera que por cosas del destino,
 estos versos no se conviertan en mi despedida
y terminemos siendo solo amigos.

 Autor: José Israel Negrón Cruz      
Escrito el 14 de agosto del 2000
Editado el primero de enero de 2015

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