Mi primera
madre…
me parió y me
abandonó,
desde el
primer momento,
dos marcas
dejó en mi cuerpo,
la soledad y
el sufrimiento.
Mi segunda
madre…
estuvo y no
estuvo
la mayoría del
tiempo.
Me enseño cosas,
trazó un
sendero de conocimiento,
pero olvidó
las rosas,
las caricias;
los sentimientos.
Mi tercera
madre…
llegó sin
avisar,
me desvirgó
el alma,
usó mi
cuerpo.
Se fue sin mirar atrás,
al hijo
maltratado,
ahora muerto.
Autor: José Israel Negrón Cruz
Escrito en octubre del 2004
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