Puerto Rico; la vitrina del Caribe


En mis cavilaciones me pregunto dónde han estado los puertorriqueños en los últimos sesenta años. Debemos 75 mil millones de dólares a quién, ¿los bonistas?, ¿a Estados Unidos?, ¿a los chinos? Mientras miro a mi hija primero y después a mis alumnos, siento pena, dolor por lo injusto del futuro que les espera si es que se quedan aquí. Nuestros padres y abuelos se dieron vida de oro a costillas de nuestra generación y las generaciones venideras. Puerto Rico siempre ha sido un País pobre, muy pobre pero con crédito. Y aunque desde los tiempos dictatoriales de Muñoz Marín (realmente fue un intento de dictador, porque la palabra le queda grande), quien estuvo en el poder o “podersito” por tres décadas, paseándose como el Presidente de una República bananera, como un personaje más de nuestro querido Gabo y quien nunca hizo ni ji, para hacer de Puerto Rico un territorio democrático, donde el pueblo pueda seleccionar a sus lideres en propiedad. Siempre he creído en las conspiraciones del Estado. Y no es casualidad que después de ciento dieciséis años los ciudadanos insulares no tengamos el derecho a votar por nuestro Presidente en propiedad. Esto tiene un propósito: engrandecer la figura de este líder de Barrio: un barrio llamado Puerto Rico. Y esto no es lo peor, tenemos una cantidad absurda de municipios, que tienen un alcalde, asamblea legislativa, policía municipal y todo un aparato sub-sub gubernamental que al final de cuentas lo que hace es una duplicidad de la tarea del funcionario estatal. Los códigos municipales, son una expresión de ocio en la mayoría de los casos y me parece una locura que una población de 10,000 habitantes tenga un alcalde y un aparato municipal. ¿Llorens Torres necesita un alcalde y Monte Norte y Monte Sur? Es tanto el ocio de estos alcaldes que se dedican a buscar el Chupacabras, en los montes y hasta van a los entierros de los gatos de la comunidad. Esto lo puede hacer un líder barrio, para qué el Gobierno necesita este aparato burocrático. Y no me malinterpreten: sí, todo gato necesita un entierro decente, pero si el alcalde está ahí es porque era lo más importante en ese momento. No tenemos representantes en el Congreso, uno con voto, no tenemos derecho inmiscuirnos en nada las decisiones importantes que repercuten en el País. Porque las leyes federales son para todos. Es cómico ver como nuestros Gobernadores se las dan de Presidentes y hablan mierda con cojones y con una prepotencia que solo ellos y su claque se creen. Estamos jodidos por culpa de los abusadores que nos precedieron, del pichón de dictador que nos llamó: “La vitrina del Caribe” hasta mi pana Agapito que nos estableció como “La Letrina de América”.

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Autor: José Israel Negrón Cruz      
Escrito en noviembre del 2013 
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Revisado el diesiseis de diciembre del 2014

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