Me siento solo, al parecer ya se te olvidó que mi
necesidad más grande es conversar con alguien. Con tus posturas libertinas, tus
imposiciones neo feministas, “hembristas” en todo caso, perdí el derecho para
hablar y tú perdiste el talento para escucharme. Tú y solo tú importas, con la
excusa de que compartí con Jessica, cuando tu ni siquiera me querías, o tal vez
sí, tal vez un poco, porque te enamoras en los primeros meses y luego lo vas
olvidando todo. Tú, la que supuestamente sufriste cuando yo no tenia idea de
que te iba a hacer sufrir. Tú, la que escuchaste que hace un año baile con una
muchacha. ¡Maldita sea! Ya no importa cuanto haga, nunca me vas a perdonar.
Ahora
te besas con toda libertad con el muchacho del pub, y honor a la sinceridad
recreas sus besos en mis labios, mientras describes lo que sentiste, con una
sonrisa y ese placer enfermizo de ser detallada en lo que sentiste. Pero si
digo algo, te estoy obligando a mentirme, como si yo fuera pendejo y no supiera
que existen otras formas menos gráficas y dolorosas de contarlo y las caricias
de Andy, sabes que me duelen, pero te place recrearlas en mi cuerpo para que me
duelan más. No sé que nos deparará, pero todo me huele a que va a terminar mal.
José Israel Negrón Cruz (2001)
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