Para entender
la importancia del jibaro, como herramienta de identidad en la literatura del
siglo XX es menester que nos remitamos al texto de Manuel Alonso; El Gibaro.
Aunque forma parte de la literatura del siglo XIX, es un punto de partida que
no se puede obviar. En el texto de
Alonso que es uno carácter costumbrista, es decir que busca presentar las
costumbres autóctonas de los puertorriqueños ante el resto del mundo. Vemos
como se recurre a cierta exaltación y homogenización del puertorriqueño que
vive en lo rural. Manuel Alonso busca homogenizar a grupos heterogéneos
mediante ciertas tradiciones que comparten en común. De manera muy selectiva se
agarra de lo que podrían ser estampas representativas de las costumbres
puertorriqueñas. Aunque dentro del
contexto-histórico cultural este ejercicio no se da como mecanismo de
resistencia, sino como parte de una corriente literaria del XIX que tiene
replicas en ciertos países europeos y latinoamericanos: el costumbrismo. Lo que
produce Alonso es, en cierta medida favorable para imagen de lo que es ser
puertorriqueño, pero no es una figura de resistencia cultural, sino que por el
contrario, puede verse claramente como selecciona las conductas y costumbres
más acercadas a lo español, los colonizadores en aquel momento, y obvia lo
indígena y lo negro.
Llegada la
invasión norteamericana, la figura del jíbaro, toma un trastoque dentro de la
literatura y se vuelve un elemento onírico, de exaltación que tiene como
propósito el presentar un antagonismo cultural entre lo puertorriqueño y lo
anglosajón. En textos como Santa Clo va
a la cuchilla de Aberlardo Díaz Alfaro vemos claramente el choque de estas dos
culturas que se contraponen y como lo “nuestro” lo tradicional se pretende
desplazar por la imposición del colonizador, el Otro.
Enmarcados en este contexto
histórico, de la colonización norteamericana, vemos como el jibaro pasa de ser
un ente representativo solamente de las costumbres autóctonas para convertirse
en un elemento de resistencia cultural. Se toma la figura del jibaro para
idealizar aquel pasado español que se perdió en el 1898. Se exalta la vida
campesina y las costumbres y tradiciones autóctonas con el fin de
contraponerlas a las nuevas tradiciones norteamericanas. Creado la otredad en
el norteamericano y lo nuestro, lo jibaro como lo auténtico. Esto da pie a que
el tema del jibaro se vuelva uno de la lucha por la identidad. Ya que en la
medida en que nos acercamos a la figura del jibaro y sus tradiciones, nos
estamos acercando a lo que es ser puertorriqueños, según la concepción de los
escritores del siglo XX. En cierta medida el jibaro y sus costumbres se vuelven
un elemento de resistencia cultural que muy hábilmente toman los autores del
siglo XX como contraposición de lo norteamericano. Llevando la vida campesina a
unos matices idílicos, provocando un sentimiento de añoranza del pasado
perdido, durante el periodo de colonización española. Se recurre a las
plantaciones de caña, a las haciendas de café y a la vida campesina como
elementos propios de lo puertorriqueño.
Al apropiarse
los escritores del tema del jibaro, como tema de resistencia se recurre una
exaltación por medio de su literatura, esto lo vemos en autores como René
Márquez en su obra teatral: La carreta
donde se presenta la inquietud de la perdida de la tierra, de la
migración del campesino a la ciudad y posteriormente a los Estados Unidos
Unidos. La Carreta presenta muy hábilmente el tema del jibaro y su entorno como
punto de resistencia.
El tema del
jibaro como elemento fundamental de la lucha por la identidad tiene su mayor
fortaleza en el siglo XX cuando la cultura puertorriqueña se ve amenazada por
los procesos de transculturación anglosajona. Y entonces se vuelve un barómetro
cultural, en la medida que nos acercamos mas a la figura del jibaro, somos más
puertorriqueños y en la medida que nos alejamos, estamos perdiendo nuestra
identidad como pueblo y nación. Esta vendría siendo la función de lo jibaro a
mi entender, servir como barómetro de la cultura y de lo que es autóctono. Y en
la medida en que lo jibaro sea el estandarte de lo puertorriqueño dentro de la
literatura, será un elemento a exaltar y constituirá un ejerció de resistencia
cultural, su tema y todo lo a que este le compete.
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