Cuando se escribe un texto, se inicia un ejercicio de
poder entre el lector y el autor de un texto. Por lo regular el autor, la voz
del texto, expone verdades o pseudoverdades que intenta imponer en el lector.
Sin embargo, por lo regular, el esta dinámica no se suscita a la inversa, ya
que el “rol” del lector no es influenciar al autor. Simplemente entiende y
categoriza los datos como verdaderos e infalibles o una opinión arbitraria del
escritor.
Dentro de la retórica clásica, que es el arte de influenciar a los seres humanos sin importar la veracidad de lo que se dice, esta relación de poder se alinea en una sola parte, el que emite las palabras, que viene a convertirse en el “poderoso” y el que las recibe, que es el “sometido”.
Dentro de la retórica clásica, que es el arte de influenciar a los seres humanos sin importar la veracidad de lo que se dice, esta relación de poder se alinea en una sola parte, el que emite las palabras, que viene a convertirse en el “poderoso” y el que las recibe, que es el “sometido”.
Aristoteles intenta meter la retórica
en parámetros concretos a los cuales podamos aludir con facilidad, entre ellos están,
la cualidad del orador y las cualidades que la retórica debe tener, dependiendo
al público a la cual se dirige. En alguna medida desea dar atributos filosóficos
a la retorica.
Ha habido grupos radicales que
intentan separar la lectura de las esferas de poder, sin mucho éxito. En la
actualidad, la mayoría de las sociedades continúan utilizando la retorica para
controlar masas y como transmisora de verdades…
Autor: José Israel Negrón Cruz
Escrito en el 2003
Editado el 2 de abril del 2015
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